
La Sra. Zhang tuvo dolor epigástrico paroxístico hace más de un año, los cuales ocurrien mayormente por la noche; suele sentir mejoraría después de comer, sin embargo, no por completo. Ha pasado por numerosos médicos, se ha sometido a gastroscopia, ultrasonido y varios exámenes, y solo dicen que el estómago está “levemente inflamado” y no se halla mejoría con tratamientos farmacológicos.
Aunque no presenta otras anomalías y su peso es normal, las molestias han afectado su sueño y su calidad de vida. Dediqué un tiempo revisando las historias clínicas e informes anteriores, luego de constatar que no había anomalías en el examen físico, le expliqué que su condición debía ser dolor epigástrico funcional.
¿Qué son los trastornos gastrointestinales funcionales?
Antes de explicar este concepto, déjeme dar un ejemplo. Todos deben tener alguna experiencia con un automóvil, computadora o teléfono móvil averiado, pero al llevarlo a reparación, no encuentran ninguna anormalía en dicho equipo. Entonces,¿qué hacer ahora? El mecánico de automóviles puede reemplazar algunas piezas que con el uso del tiempo, pueden estar dañados, y en caso de la computadora o el teléfono móvil pueden formatear e incluso reemplazar por otra completamente nueva directamente; pero ¿y si esto le sucede en nuestro cuerpo? ¡Las “piezas” no se pueden cambiar simplemente!
En resumen, los trastornos gastrointestinales funcionales son a largo plazo (más de tres a seis meses) y un malestar gastrointestinal evidente, que por medio de varios exámenes no pueden encontrar la causa de esta “patología”. Hoy hablaremos un poco sobre el Síndrome del intestino irritable, de igual manera la dispepsia funcional que es solo una pequeña rama de los trastornos gastrointestinales funcionales.
Este nombre traducido es fácil de malinterpretar, pensando que debe haber síntomas de “indigestión”. De hecho, según la clasificación de los expertos internacionales, los pacientes con dispepsia funcional tienen dos manifestaciones principales, una es el dolor epigástrico repetitivo y crónico (dolor epigástrico funcional), la otra suele ser una distensión abdominal (dispepsia funcional) después de las comidas; para facilitar la comprensión, nos referiremos colectivamente a estas dos condiciones como DF a continuación.
¿Cómo se producen los trastornos gastrointestinales funcionales?
Actualmente existen algunas opiniones sobre la DF, que incluyen hipersensibilidad de los nervios intestinales, desequilibrio de las bacterias intestinales, motilidad gastrointestinal anormal, emociones autoinmunes e influencia cerebral … entre otros; aunque cada uno de estos son razonables, sin embargo, no existe una afirmación que pueda explicar todos los fenómenos.
Por otra parte, los estudios han encontrado que una pequeña cantidad de portadores de Helicobacter pylori pueden desarrollar DF e incluso sin presentar inflamación en el estómago; en este caso, al medicarlo correctamente con fármacos, ¡sus síntomas se aliviarán!
Además, si tiene ansiedad, depresión u otras enfermedades emocionales / mentales, a menudo puede presentar DF. En este caso, si el paciente puede administrar algun antidepresivo, puede obtener buenos resultados ya que su función es reajustar la sensibilidad nerviosa y esto podrá traer buenos efectos.
Vale la pena señalar que ciertas enfermedades pueden confundirse con DF: la diabetes, ya que esta patología puede causar una función nerviosa o peristaltismo anormal; los cálculos en la vesícula biliar también pueden causar dolor epigástrico crónico. La DF es una enfermedad que requiere una evaluación cuidadosa por parte de un médico. Si va asociada con la pérdida de peso, ictericia (coloración amarillenta de la piel), orina marrón, diarrea o vómitos severos, fiebre, entre otros, indican otros problemas, no debe tomarse a la ligera.
¿Cómo tratar los trastornos gastrointestinales funcionales?
La DF es un gran desafío para los gastroenterólogos y también causa gran angustia en los pacientes; en Nueva York que posee excelente sistema de salud a veces puede convertirse en una dificultad para el tratamiento ¿en qué sentido?
Debido a que además del examen del diagnóstico de DF, es de mayor interés los cambios evolutivos de la enfermedad, lo que el médico requiere tiempo suficiente para esto. Algunos pacientes sienten que “el último médico no fue bueno” por lo tanto, buscan consejo médico en todas partes; y como resultado, el “próximo médico” también debe conocer la situación del paciente nuevamente y repetir el mismo proceso de diagnóstico. Inicialmente se pensaba que de esta manera puede encontrar otro médico más sabio, pero si lo vemos desde otro punto de vista, realizar nuevamente el mismo procedimiento de diagnóstico, puede hacer pasar ese tiempo clave para la curación.
En el pasado, algunos médicos piensan que si en el examen no refleja ninguna anomalía, quiere decir que el paciente no presenta ninguna enfermedad; pero ahora comprendemos más sobre las enfermedades gastrointestinales funcionales y seguimos desarrollando métodos de tratamiento; por lo tanto, es importante que los médicos evalúen cuidadosamente y los pacientes también deben mantener la confianza y la paciencia para lograr los mejores resultados.
En la actualidad, el tratamiento de primera línea de la DF es el inhibidor de la bomba de protones (IBP), que es el mejor “fármaco gástrico” en la actualidad. Puede suprimir el ácido gástrico y no tiene efectos secundarios evidentes después de un uso prolongado; pero si se siente algun efecto secundario, todavía hay otros fármacos de segunda elección.
Si los síntomas son principalmente distensión abdominal (indigestión), puede usar medicamentos que promuevan la motilidad gastrointestinal; además, como se mencionó anteriormente, la infección por Helicobacter pylori está relacionada con DF, se recomienda programar una prueba y un tratamiento cuando se confirme la infección; solo debe prestar atención a si está tomando PPI, afectará el examen de Helicobacter bacillus. ¡Debe detener el examen durante un mes para obtener resultados precisos!
Para los pacientes cuyos tratamientos anteriores son ineficaces o que sufren de ansiedad y depresión, el consenso actual de los expertos internacionales, recomiendan utilizar antidepresivos tricíclicos (TCA), muchos pacientes dudarán un poco de este tratamiento, sin embargo, hay muchos estudios que señalan que el TCA puede reducir la sensibilidad de los nervios al dolor y es eficaz para el dolor crónico, entre ellos, el causado por las enfermedades gastrointestinales funcionales; se puede usar de manera segura independientemente si el paciente sufre de depresión o no y se puede suspender el medicamento a medida que los síntomas disminuyen.